jueves, 19 de enero de 2012

10 CONSEJOS PARA MEJORAR TUS FOTOGRAFÍAS


1-Leer el manual de tu cámara de dos a tres veces, estúdialo, probando al mismo tiempo todas las opciones que tiene la cámara, si no la dominas  estas perdido.



2-Trabajar con la máxima calidad que permita la cámara. Si tienes RAW utilízalo, ahí está toda la información y máxima calidad de cada imagen (sin lugar a dudas).



3-Cuidar la forma de coger la cámara. Los dedos nunca deben tapar el flash o el sensor de enfoque. Sostener la cámara firmemente con las dos manos y con los codos pegados al cuerpo. En ocasiones, es mejor apoyarse en algo, arrodillarse o incluso tumbarse en el suelo. Pulsar el disparador con suavidad para evitar la pérdida de nitidez de la imagen.  Evitaras que te salgan movidas, piensa que ese movimiento es mínimo, que en el visor de pantalla casi no se percibe, pero cuando quieras ampliarlas te faltara foco. Siempre que puedas utiliza el trípode, por algo será que los grandes profesionales siempre lo usan.



4-Dedica tiempo a observar y seleccionar el encuadre. Evita elementos que no aporten información o belleza a la imagen. Cuando fotografíes un primer plano fíjate en el fondo, que nada moleste y distraiga, y al revés cuando fotografíes un fondo mira el primer plano que no moleste. Lo simple es más armónico que lo complejo. ( recuerda menos es más).



5-No te conformes con la típica foto frontal a un motivo interesante, rodéalo,  míralo desde abajo, desde arriba. Cualquier objeto o motivo fotografiado causa más impacto desde el punto de vista no habitual del ser humano. Experimenta con los ángulos de toma.



6-La mejor luz del día las disfrutaremos en las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde. Evitar la luz del mediodía ya que las sombras son muy duras. Aprovecha los días nublados ya que proporcionan una luz difusa ideal para retratos y paisajes. Experimenta con la noche



7-Aprende las leyes  de composición; la Regla de los Tercios, la Composición Divina, la ley de la mirada, la ley del movimiento, rellena el encuadre, la ley del horizonte , curva en S, nº impares,  enmarcaciones, el espacio negativo, la sección áurea etc. ,etc. ...., para qué? para saber romperlas cuando sea necesario.



8-Lo antes que puedas enséñate a disparar en manual, ya que es a partir de ahí cuando empezaras a ser creativo, tu dominas el diafragma , la velocidad, el ISO y el enfoque con lo que tienes todo un mundo por delante. 



9- Busca información, tutoriales, libros , fotografías, revistas en la web, todo está aquí.



10-Practica, practica, practica.

 







 










jueves, 3 de noviembre de 2011

II Concurso de Fotografía “Observa y Haz Click”


II CONCURSO DE FOTOGRAFÍA DEPORTIVA
La Fundación Jóvenes y Deporte ha hecho pública hoy el acta del jurado del II Concurso de Fotografía “Observa y Haz Click”, que convoca junto con Fundación Procondal, uno de sus patronos, y en el que han participado más de 30 autores que han presentado un total de 208 fotografías repartidas en las cinco categorías del certamen: Deporte Base, Deporte de Competición, Deporte y Mujer, Instalaciones Deportivas y Naturaleza y Deporte.


Se han concedido por tanto cinco primeros premios, uno por categoría, dotados con 900 euros cada uno y cinco Accésit de 300 euros. En la categoría Deporte Base el primer premio ha recaído en el trabajo titulado “La soledad del cancerbero”, Rodrigo Gómez Dávila, mientras que el Accésit se concede a la fotografía “Espectadores”, de Hermán Manzano De Martino.


En cuanto a Deporte y Competición el ganador es Pedro Luis Quintana con “Flotando sobre las olas” y el Accésit se concede a uno de los trabajos de José Manuel Rubio; en la categoría Deporte y Mujer, novedad este año, el autor ganador es Luis Cace, con una fotografía en la que la protagonista es la atleta Marta Domínguez, mientras que los 300 euros del accésit son para el trabajo “Aprendiendo a Competir”, de Vicente Guill Fuster de Castalla (Alicante), que también consigue 900 euros del primer premio en el apartado de Instalaciones Deportivas con su trabajo “Centro de Tecnificación”. El accésit en este apartado de Instalaciones es para Jonathan Cid Díez, con “Hang On”.


Por último, en la sección de Naturaleza y Deporte, los galardones corresponden a José Vicente López con la fotografía “Naturaleza Deportiva Extremeña 2” como primer premio y al trabajo “Tocando el vacío”, del escalador extremeño Juan José Cano, como accésit.


El jurado del concurso, que del mismo modo escogió los trabajos que formarán parte de la exposición itinerante del certamen, estuvo compuesto por el Director General de la Fundación Jóvenes y Deporte, Javier Pérez Arroyo, los Coordinadores Técnicos de Deporte y Juventud de la misma, David Chávez y Verónica Guerra, el asesor de Presidencia del Gobierno de Extremadura, José Manuel Bueno, la Secretaria del Patronato de Fundación Procondal, Carmen Pérez Faba, el Director del Banco Regional de Imágenes de fotoextremadura.es, Carlos Criado, y los fotógrafos profesionales José Manuel Romero, del Diario HOY, y Jerónimo Morales, de la Agencia EFE.

viernes, 21 de octubre de 2011

FOTOS ANTIGUAS DE ONIL Y POESIAS DE CARLOS SAHAGÚN



Aquí empieza la historia

Aquí empieza la historia. Fue una noche
en que se habían puesto las palomas
más blancas, más tranquilas. Como siempre
salí al jardín. Alrededor no había
nadie: la misma flor de ayer, la misma
paz, las mismas ventanas, el sol mismo.

Carlos Sahagún (1938- ). Poeta español. Nació en Onil (Alicante) en 1938. Desde 1971 reside en Barcelona. Su obra poética la componen cuatro libros: Profecías del agua, Como si hubiera muerto un niño, Estar contigo y Primer y último oficio. Los tres primeros se hallan reunidos en el volumen Memorial de la noche. Ha obtenido los premios de poesía Adonais (1957), Boscán (1960), Provincia de León (1978) y Nacional de Literatura (1980).








Claridad del día
Te digo que ésta ha sido la primera
vez que amé. Si la tierra que ahora pisas
se hundiera con nosotros, si aquel río
que nos vigila detuviera el paso,
sabrías que es verdad, que te he buscado
desde niño en las piedras, en el agua
de aquella fuente de mi plaza. Tú,
tan flor, tan luz de primavera, dime,
dime que no es mentira este milagro,
la multiplicación de mi alegría,
los panes y los peces de tu pecho.
Contéstame. No quiero hablar yo solo,
estar -yo solo- alegre. Te amo. ¡Fuego,
la mañana hace fuego y nos golpea
los corazones! Levantémoslos
arriba, siempre arriba. Alguien nos lleva,
alguna mano pura nos empuja.
Aire en el aire, iremos a aquel monte.
Cristal en el cristal más limpio, un día
nos miraremos hasta emocionarnos.
Y ya lo estamos como nunca. Dame
la mano. Si me dices que eche al río
mis versos, yo los echaré, si quieres
que arranque aquella flor y te la traiga,
te la traeré. Pero anda, ven conmigo.
¿Ves un pinar allá a lo lejos? Vamos.
Ya todo es nuestro: el buen camino, el árbol,
la generosa claridad del día.








Cosas inolvidables

Pero ante todo piensa en esta patria,
en estos hijos que serán un día
nuestros: el niño labrador, el niño
estudiante, los niños ciegos. Dime
qué será de ellos cuando crezcan, cuando
sean altos como yo y desamparados.
Por mí, por nuestro amor de cada día,
nunca olvides, te pido que no olvides.
Los dos nacimos con la guerra. Piensa
lo mal que estuvo aquella guerra para
los pobres. Nuestro amor pudo haber sido
bombardeado, pero no lo fue.
Nuestros padres pudieron haber muerto
y no murieron. ¡Alegría! Todo
se olvida. Es el amor. Pero no. Existen
cosas inolvidables: esos ojos
tuyos, aquella guerra triste, el tiempo
en que vendrán los pájaros, los niños.
Sucederá en España, en esta mala
tierra que tanto amé, que tanto quiero
que ames tú hasta llegar a odiarla. Te amo,
quisiera no acordarme de la patria,
dejar a un lado todo aquello. Pero
no podemos insolidariamente
vivir sin más, amarnos, donde un día
murieron tantos justos, tantos pobres.
Aun a pesar de nuestro amor, recuerda.


En el principio
En el principio, el agua
abrió todas las puertas, echó las campanas al vuelo,
subió a las torres de la paz –eran tiempos de paz-,
bajó a los hombros de mi profesor
-aquellos hombros suyos tan metafísicos,
tan doctrinales, tan
florecidos de libros de Aristóteles-,
bajó a sus hombros, no os engaño,
y saltó por su pecho como un pájaro vivo.








Ah no te olvido,
a ojos cerrados te recuerdo tapiando las ventanas,
sobre el papel en blanco de la vida
dejando caer tinteros y palabras de piedra.
Y era lo mismo: yo seguía puro;
los últimos de clase, los expulsados por llevar ternura
en los bolsillos,
seguíamos puros como el viento





Antes de Thales de Mileto,
mucho antes aún que los filósofos fueran canonizados,
cuando el diluvio universal,
el llanto universal,
y un cielo todavía universal,
el agua contraía matrimonio con el agua,
y los hijos del agua eran pájaros, flores, peces, árboles,
eran caminos, piedras, montañas, humo, estrellas.
Los hombres se abrazaban, uno a uno,
como corderos, las mujeres
dormían sin temor, los niños todos
se proclamaban hijos de la alegría, hermanos
de la yerba más verde,
los animales se dejaban
llevar, no estaban solos –nadie estaba solo-,
y era feliz el aire aun sin ponerse en movimiento,
y en el espejo de una manos llenas de agua
iba a mirarse la esperanza, y estaba limpia y sonreía.







Canción de infancia
Para que sepas lo que fui de niño
voy a decirte toda la verdad.
Para que sepas cómo fui, aún guardo
mi retrato de entonces junto al mar.

Playa de arena, corazón de arena
hubiera yo querido en tu ciudad.
Que te faltase como me faltaba
-le llamaron post-guerra al hambre- el pan.

Tú con tu casa de muñecas vivas
llenando los rincones de piedad.
Yo, capitán con mi espada de palo,
matando de mentira a los demás.

Si hubieras sido niña rodeada
por todas partes, ay, de soledad,
yo te habría buscado hasta encontrarnos,
hasta ponernos los dos a llorar.

Juntos los dos. Que tu madre nos diga
aquel cuento que no tiene final.
Despertar de la infancia no quisimos
y no sé quién nos hizo despertar.

Pero hoy, que hemos crecido tanto, vamos,
dame la mano y todo volverá.
Somos dos niños que a la vida echaron.
Muchacha -niña-, empieza a caminar.







(Aquí quisiera hablar, abrir un libro –aquí
en este instante solo-,
de aquel poeta puro que sin cesar cantaba:
“El mundo está bien hecho, el mundo está
bien hecho, el mundo
está bien hecho…” –aquí en este instante solo-.)

¡Y cómo no iba a estar bien hecho,
si en aquel tiempo las palomas altas
se derretían como copos,
si era inocente amarse desesperadamente,
si las mañanas claras, recién lavadas, daban
su generoso corazón al hombre!
Aquello era la vida,
era la vida y empujaba,
pero,
cuando entraron los lobos, después, despacio, devorando,
el agua se hizo amiga de la sangre,
y en cascadas de sangre cayó, como una herida,
cayó sobre los hombres
desde el pecho de Dios, azul, eterno.








Si vuelvo la cabeza,
si abro os ojos, si
echo las manos al recuerdo,
hay una mesa de madera oscura,
y encima de la mesa, los papeles inmóviles del tiempo,
y detrás,
un hombre bueno y alto.

Tuvo el cabello blanco, muy hecho al yeso, tuvo
su corazón volcado en la pizarra,
cuando explicaba casi sin mirarnos,
de buena fe, con buenos ojos siempre,
la fórmula del agua.







Entonces, sí. Por las paredes,
como un hombre invisible, entraba la alegría,
nos echaba los brazos por los hombros,
soplaba en el cuaderno, duplicaba
las malas notas, nos traía en la mano
mil pájaros de agua, y de luz, y de gozo…

Y todo era sencillo.

El mercurio subía caliente hasta el fin,
estallaba de asombro el cristal de los tubos de ensayo,
se alzaban surtidores, taladraban el techo,
era el amanecer del amor puro,
irrumpían guitarras dichosamente vivas,
olvidábamos la hora de salida, veíamos
los inundados ojos azules de las mozas
saltando distraídos por en medio del agua.





Y os juro que la vida se hallaba con nosotros.

Pero, ¿cómo decir a los más sabios,
a los cuatro primeros de la clase,
que ya no era preciso saber nada,
que la sal era sal y la rosa era rosa,
por más que ellos les dieran nombres impuros?
¿Cómo decir: moveos,
que ya habrá tiempo de aprender,
decid conmigo: Vida, tocad
el agua, abrid los brazos
como para abrazar una cintura blanca,
romped los libros muertos?








Os juro que la vida se hallaba con nosotros.

Profesor, hasta el tiempo del agua químicamente pura
te espero.
De nuevo allí verás, veremos juntos
un porvenir abierto de muchachas
con los pechos de agua y de luz y de gozo…




Un niño miraba el mar
De tierra adentro tu ancho corazón,
tu estar serena. ¿Pero has visto el mar?
Te contaré que soy el mar y puedes
creerme. Allá en mi patria, cuando había
un niño solo junto al mar, viniste.
Como la ola de la playa, alegre
entrabas por mi corazón, lo mismo
que la ola en la playa. Y era yo,
con mis castillos en la arena, era
yo quien te recibía y te ponía
nombre de ave. Con el agua azul
te bautizaba: «'Tú serás la flor,
la golondrina que va y viene». iCómo
voló tu corazón en torno mío!
De mar adentro. Y ya te conocía,
pluma de ave que se va, campana
que ahora suena. Es ahora. ¿y aún no has visto
el mar? Yo soy el mar. Puedes creerme.
Como la ola de la playa, puedes,
debes creerme así. Vuelen tus alas,
sufra la luz el roce de tu cuerpo,
y yo en lo hondo de tu cuerpo viva,
hondo muchacho que una tarde buena
se acercó a ti, se emocionó a tu lado.







Cuerpo desnudo

"...muchas veces me pregunto
qué hacíamos tú y yo antes de querernos..."


Y vienes y te quedas
blanca, casi de mármol,
como un escalón puro para subir a Dios.


No sé qué hacer, dónde buscar
mis palabras más verdaderas, cómo decirte
que llevo en la mirada reflejado tu pecho,
y los brazos me caen, como en derribo,
al verte aquí, a mi lado, morena, lejos siempre.
Voy hacia ti como hacia el mar, despliego
las velas, ay, las alas de mi infancia,
veloz mi corazón cruza la arena,
se me dobla el dolor, te miro
toda de agua navegable, toda
pequeña,
como una estrella húmeda y parada.


Rodeado de naranjos, asombrándome
de ver los pájaros de oro,
era yo niño, comí
pan duro entre las manos vivas de mi madre,
y los zapatos rotos me hacían sentir la tierra,
mientras la tierra iba levantándome a hombre sin
remedio.
Quisiera haberte visto entonces, cuando
las calles bombardeadas. Ven,
dame la mano, sube
conmigo al monte negro de la pena.
Dame la mano, dime
si he de morir, si voy a ser eterno,
déjame repartirte como un pan por mis brazos.
Pero qué importa, ya que importa,
ya para qué acordarme, si hoy te quedas
desnuda, inmóvil,
si hoy has crecido tanto
que olvido y rompo aquella infancia de humo
y voy a ti en silencio como un rayo de luz.











Alrededor no había nadie: un árbol,
un estanque, ceniza de aquel monte
lejano. Alrededor no había nadie.
Pero ¿qué es este viendo, quién me coge
el corazón y lo levanta en vilo? Una
muchacha azul en la orfandad del aire
ordenaba los pájaros. Sus manos
acariciaban con piedad el árbol,
y el estanque, y aquel lejano monte
ceniciento. El jardín ardía al sol.
La miré. Nada. La miré de nuevo,
y nada, y nada. Alrededor, la tarde.








Deseo de madrugada

Ahora la madrugada trae un ramo
de rosas blancas. Pero no las quiero.
Yo no he venido aquí para estas rosas
sino para el aroma de tu cuerpo.

Despierto estoy. Tu cuerpo inolvidable
se precipitará hacia mi recuerdo.
Tú misma estás junto a la aurora triste
y te levantas firme sobre el tiempo.

Vienes a mí con 1a orfandad del día
abrazadoramente hasta mi lecho,
igual que el despertar de un largo olvido
o como la llegada del invierno.

Y yo, ciego y mortal, hacia tu carne,
hacia las soledades de tu pecho
pongo mi corazón y escucho. Tierra
tierra de nadie el corazón se ha vuelto.

Lo que fue una noticia de relámpagos,
una mano entregada desde un sueño.
Ahora no estás y un alba de jardines
abre sus flores para mi deseo.

Te amé tal vez por las doradas hojas
que iba en tu corazón reconociendo.
Pero hoy ya no. Que toquen los clarines.
Es la resurrección de nuestros cuerpos.

Nos alzaremos con la madrugada.
Desnuda estás y blanca. Es el momento,
el tiempo del abrazo. Y te vas. Queda
la noche gris sobre mi pensamiento.

No encontraré otro cuerpo de más vida
ni, dentro de lo vivo, más sereno.
Es la serenidad del alba. Vamos.
Al monte más distante subiremos.

Pero nos llaman a olvidar, hoy hace
sombra en todas las calles y en mi pecho.
Como una torre de cristal vacía
se me derrumbarán todos los sueños
.




A estas horas

En las bocas del metro nadie espera
a nadie. Solamente se ven manos,
extremidades mutiladas. Bajo
la tierra se oyen trenes y zozobras,
se oyen detonaciones donde brilla
un momento tu ausencia y mi infortunio.
Nada, por lo demás, ha variado.
El tiempo sigue siendo un puente oscuro,
metálico, insalvable, o cierta música
que a mis espaldas dura destejiéndose.
Y tú, la anunciadora del otoño,
ya no podrás perderte en esta niebla.


Desde la torre un centinela aguarda,
traza señales bien visibles, siente
el perezoso ritmo de tus pasos
por la senda de las indecisiones.


¿A qué otro techo para refugiarte?
Yo mismo, oh muerte, soy tu propia casa.













Lluvia en la noche
A veces voy por un camino,
y el aire huele a lluvia,
y pasa un niño abandonado y llora,
como si recordara los árboles en sombra,
los pasillos en sombra, los juguetes
que se perdieron en un pozo.
Pero yo voy por el camino blanco,
y el camino se alarga, como el miedo a estar vivo.
El cielo Se ha puesto grande, igual que el techo de los palacios.
Nadie se vuelva atrás: estamos
ante la noche, al raso, puros,
lavados por el agua que vino de tan lejos.
y la ciudad se ha hundido como un barco en desgracia.
y ya no queda nada...

He vuelto a creer en Dios,
y en las puertas cerradas, y el humo, y el milagro.
Tengo fe en el camino que se pierde,
con sus piedras y sus matas secas,
y de nuevo sus piedras, y la lluvia,
y todo lo que es ruina y desamparo.

Tengo fe en el camino y en las catedrales de Dios,
y alzo los ojos para hablarle,
y la lluvia, entonces, me da en los ojos, y
Dios no está aquí, pero está aquí. Y avanzo.









A imagen de la vida

Qué niño irá a caballo pensativo
hacia el mar insondable
para contarnos una dura historia
de despojos guerreros y de hambre
como aquel mediodía que revive
aún hoy
bajo los cascos sollozantes.
Tal vez la vida sea para otros
asunto menos grave
música que escuchamos desplegada
dulcemente en el aire
larga espera en la seguridad
de que el tren llegará temprano o tarde.
Mas para mí no puede ser sino dolor
hecho a su imagen.
Mi porvenir y mi principio
son una misma escena inolvidable
el mar que emerge eternamente
al fondo de una calle
y un niño y un caballo derribados
tragados por el oleaje.













Árbol en Galdar

Inútil experiencia
de libertad, el drago
irrumpe sometido
al cemento. Raíces
fascinantes o tercas,
pura ansiedad vencida,
quien buscó la palabra
que acompaña, quien hizo
de su pasado inmóvil
un ademán de entrega,
hoy no pide otra cosa
sino silencio, y palpa
la piedra ya, los muros
impenetrables, hoscos,
y hacia los cielos libres
renace extraño, insomne,
proponiendo la vida
desde sus propias ruinas.






Invierno y barro

Sé que, por mucho fuego que ahora ponga,
la adolescencia transcurrió conmigo
y del fragor de sus mitologías,
frente a los altos muros combatidos,
sólo quedaron evidencias vagas,
ecos ahogados bajo el cielo efímero.
Mas removiendo a fondo estas cenizas
regresa a veces un fervor perdido
y unos focos alumbran a intervalos
el aguacero en el suburbio, al filo
de la honda madrugada. ¿Vuelves tú,
difuminada imagen de mí mismo,
vuelves apenas a entregarme sólo
la ambigüedad al fin, no el contenido
tenaz de aquellos años sin fronteras
en que íbamos descalzos, insumisos,
y era verdad la vida solidaria
aun con invierno y barro en los caminos?


Pues fracasó la realidad de entonces,
no sucumba el poema, no haya olvido.










"...Muchas veces me pregunto
qué hacíamos tú y yo antes de querernos..."









Les fotografíes son de diversos autors , moltes  venen d'una recopilació que van fer fa temps per a l'Ajuntament d'Onil Toni Mira (el bessó) i José Antonio Pardines (panxo), enhorabona als dos per este bon treball.  També hi ha de Xavier Ferrer chus  i  de Parra . Per cert la 4ª foto no és tant antiga, la va fer Toni el Bessó a principis dels 80 i amb ella va participar i va ser premiat en un concurs de fotografia que organitzava el Centre Cultural Colivenc, eixe concurs va ser l'embrió del Grup Fotogràfic 35, gran agrupació que mai deuria haver desaparegut, però les coses son així, el que mai desapareix són els fotografies, eixe record, eixe instant que perdura en el temps i que ens transporta a unes vivencies, moltes vegades, ja oblidades.




Si algú vol col·laborar aportan alguna fotografia d'Onil antiga o no tant antiga, pot enviar-me-la al correu silviskita@hotmail.com , estare encantat de pengar-la.



Gracias a las aportaciones voy a crear un blog exclusivo de fotos antiguas de Onil


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