sábado, 21 de mayo de 2011

PAZ Y AMOR

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,

porque nunca me diste ni esperanza fallida

ni trabajos injustos ni pena inmerecida;



Porque veo al final de mi rudo camino

que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,

fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas;

cuando planté rosales coseché siempre rosas.




... Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno;

mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!



Hallé sin duda largas las noches de mis penas;

mas no me prometiste tú sólo noches buenas,

y en cambio tuve algunas santamente serenas ...



Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. Vida, nada me debes!

¡Vida, estamos en paz!

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